Gracias a ti.


En el arte del cuerpo, en la expresión del alma, en la sonrisa de la vida, en la armonía de todo lo que nos rodea, en la eterna amistad que emerge en la sinceridad de la vida, en todo lo bueno que la vida nos puede ofrecer, sin duda ha sido una bendición conocerte. Pusiste mi vida en la sintonía de tu alma, escondiste el miedo para que pudiera avanzar a tus brazos, supiste mis logros y los abrazaste sin miedo al fracaso. Repetiste mi nombre muchas veces, para que tuviera la seguridad que tu amor es sincero, recorriste el sendero trillado por la esperanza de encontrarme nuevamente, a pesar que en muchos momentos deje el camino por la soledad. El acorde de tu amor se entrelazo en mi cielo, y deje de correr para sentirte en mi respiración, amarte al despertar sin tener que preocuparme por la hora.


En la profundidad de esta vida, abogada, resplandor en las noches oscuras, pude estar erguido en los momentos mas duros, donde abatido por los golpes pude verte al caer la tarde, sin miedo a dudar de mis sentimientos, despertar con el cuerpo molido, pero con el corazón entero de amor. Antes de dormir repetía tu nombre como bella oración que elevaba al cielo, para que me dieras fuerzas, y mirando mis manos , pensaba en el momento de poder abrazarte y sentirte eternamente en un segundo de por vida. En los mil viajes que he realizado por vidas y eras, en tu búsqueda, por fin pude encontrarte y sentirte en mis latidos. Le robe al tiempo el amor que me era esquivo, llegaste tu y me diste todo ese amor que tenias para mi. Siempre serás parte de mis latidos.

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