Dónde guardo

Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: "Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro". Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse escribió en una piedra: "Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida". Intrigado, el amigo preguntó: ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: "Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde ningún viento en todo el mundo podrá borrarlo".
Cuesta perdonar o entender el porque de las cosas, pero te digo, perdonar no es fácil o entender las cosas que nos suceden son como heridas abiertas en nuestra vida, tardan en sanar, cuesta tiempo, así como las heridas físicas no sanan al día siguiente, sino que demoran, requieren cuidado, y con el tiempo sanan, dejando una cicatriz, pero ya no duele, nos recuerdo lo que hemos vivido pero ya no duele. Así es con nuestra vida interior, cuando somos heridos o sentimos fracasos, necesitamos tiempo para entender y con el tiempo y ayuda sanan, quizás queden cicatrices pero ya no dolerán y podremos seguir adelante.
Que cicatrices tenemos en nuestra vida, que aun no sanan, o solo las maquillamos pero por dentro están supurando de dolor y angustia, no permitiéndonos ser felices.
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