MAR
Tal vez, cuando el tiempo no esté a nuestro favor, las calles
oscuras escondan nuestras sombras, podamos pensar en el mañana, sentir que si
todo ha fracasado en nuestras glorias y triunfos, podamos por fin tomarnos de
la mano, aunque temblorosos, tenemos esa cierta confianza de los años que han
macado nuestros rostros y suenan como eco en el tiempo que han consumido las arenas
de los relojes. Nos descubrimos heridos, cubiertos de la soledad que
desencajaba nuestras sonrisas. Donde diablos nos ha llevado el tiempo, destino,
karma, no importa si ahora hemos vuelto a mirarnos, entrelazamos nuestras
manos, sintiendo los latidos que nos indica que estamos en paz.
No ha sido fácil para los dos, en todo este tiempo, tenemos
la certeza que hemos dado lo mejor de nosotros para encontrar nuestros caminos
de manera distanciados, pero nuestros caminos de forma extraña, complicada se
vuelven a cruzar, de manera fortuita o con alevosía de querer volver a saber de
ambos, nos mostramos las cicatrices del alma, tocando con suavidad nuestros
recuerdos para sentir que siempre estaremos juntos, algunas veces sin palabras,
sin escuchar o leer nuestras voces, otras veces, tan cerca que podemos sentir
nuestras sonrisas, gestos y miradas, momentos de nuestras vidas.
He tratado de escribirte más, pero por ahora es lo que puedo,
gracias por tu inspiración.
Samuel Mamani
Samuel Mamani
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