Sentado en medio del fin del mundo


Sentando en medio del fin del mundo, con una taza de café que me recuerda el tiempo que pase en los valles cafetaleros de Colombia, el tinto a todas horas, en las noches brindando con el Ron Viejo de Caldas, con los famosos sancochos y las arepas con queso, viendo el festival de las flores, junto con las personas que han dado latido a mi vida. La rumba que no termina en los fines de semana que berraca experiencia vividas en las calidas tierras colombianas, sin duda queda eternamente en mis recuerdos. Y no dejar atrás los buenos vallenatos bailados, aunque me costo, aprendí a fuerza de cada baile o por no hacer el ridículo todo se hace mas fácil. Que profundidad de cariño se me brindo en esas tierras divinas.


Viendo caer la tardes en Cozumel donde el amor se hizo realidad por un corto tiempo, sentí el abrazo del amor que rodea mis latidos y deja de lado todos mis miedos, donde los ánimos vuelan por la brisa del mar, sentados junto a la orilla del mar, cantando nuestros cuentos y en las noches abrazados brindando con nuestro Tequila Don Julio reposado, comiendo tacos picantes, y sin fin de nuevas experiencias, escuchando muchas veces esa frase graciosa “pinche” que se hizo de mi ya ahora por donde voy. Fue el amor en su plena expresión y no dejo de ser feliz, aunque todo termino en el tiempo que se acabo el verano.


Sentando al final del mundo con los recuerdos del pasado, que no son malos, sino una riqueza vivida, ya al cumplir 32 aun sigo viviendo y voy por nuevos caminos hermosos, donde te encontrare a ti que aun no te conozco, y será una experiencia valiosa para mi vida. Gracias por esperarme, ya estoy por llegar.

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