Incetidumbre

No existe más que aquello que no queremos ver o simplemente dejamos de lado aquello que anhelamos por la simple, alimentándose de humo o destellos de sombras, este miedo de perder sin intentar o tan solo poder dar el primer paso para enfrentar este miedo que puedo dejarnos estrellados en la posibilidad de jamás poder dar el primer paso. Esta incertidumbre que no nos deja ser más que simple espectadores de los demás ha de ser desterrado de nuestra vida, dar el paso, caernos pero levantarnos.

En aquella tarde, gris del otoño y con esa brisa nostálgica, te sentaste en la banca del frente, una mirada seria entre los dos, sin saber que podría pasar en el transcurso, yo con mi mis papeles leyendo y corrigiendo aquello que se escribió en la noche de ayer. Y tú con un libro en tus manos leyendo pausadamente y solo era interrumpida por el sorbo de café que era tu compañero en ese instante. Nuestra concentración era interrumpida cuando cruzábamos nuestras miradas pero rápidamente volvíamos a nuestro deber. Así paso el tiempo creo más de una hora y media, te levantaste otra mirada y te fuiste con el viento. Podría haber tenido el valor de hablarte, de decirte algo ser más osado invitarte a salir. Quizás ahora que te fuiste, tu hubieras sido el amor de mi vida, quien sabe, pero se que mañana no estarás. Ahora perderé el miedo y si mañana me vuelva a pasar, tendré el valor de tomar la iniciativa. Quizás vuelva el amor de mi vida.

Que la incertidumbre no llene tu vida completamente.